martes, 24 de noviembre de 2009

LA EVOLUCIÓN DE LA CONDUCTA CULTURAL


La historia de la evolución humana se ocupa tanto del desarrollo de la conducta cultural como de los cambios en el aspecto físico. El término cultura, en antropología, se refiere tradicionalmente al conjunto de rasgos distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos, que caracterizan a una sociedad o grupo social humano, e incluye elementos tales como la tecnología, el lenguaje y el arte. El comportamiento cultural humano depende de la transferencia social de información de una generación a la siguiente, lo que a su vez depende de un sistema sofisticado de comunicación como el lenguaje.
Con frecuencia se ha utilizado el término cultura para distinguir el comportamiento humano del de otros animales. Sin embargo, algunos animales no humanos también parece que tienen formas de comportamiento cultural aprendido. Así, por ejemplo, grupos de chimpancés utilizan diferentes técnicas para capturar termitas con palos para alimentarse. Asimismo, en algunas regiones los chimpancés utilizan piedras o trozos de madera para partir nueces. Existen chimpancés en otras regiones que no practican este comportamiento, aunque tengan bosques con árboles similares y dispongan de materiales para fabricar utensilios. Estas diferencias regionales se parecen a las tradiciones que el hombre pasa de generación en generación. Las costumbres son un aspecto fundamental de la cultura y los paleoantropólogos asumen que los homínidos primitivos también tenían algún tipo de tradiciones.
Sin embargo, los humanos modernos difieren de otros animales y probablemente de muchas especies humanas primitivas en la capacidad de enseñarse de forma activa unos a otros y de transmitir y acumular grandes cantidades de conocimientos. El hombre también precisa un periodo excepcionalmente largo de aprendizaje antes de llegar a adulto, y tiene la capacidad física y mental del lenguaje. El lenguaje en todas sus formas —hablado, por signos o escrito— proporciona un medio de comunicación de enormes cantidades de información, muy superior a lo que cualquier animal parece poder transmitir a través de gestos y vocalizaciones.
Los científicos han seguido la evolución de la conducta cultural humana a través del estudio de restos arqueológicos tales como utensilios o residuos carbonizados de alimentos cocinados. Estos objetos muestran que durante gran parte de la evolución humana la cultura se ha desarrollado con lentitud. Durante el paleolítico, o edad de piedra, las técnicas básicas para fabricar utensilios de piedra variaron muy poco durante periodos de más de un millón de años.
Los fósiles humanos también proporcionan información sobre la forma de evolución de la cultura y los efectos que ésta ha tenido en la vida humana. Así, por ejemplo, durante los últimos 30.000 años la anatomía del ser humano sólo ha experimentado un cambio importante: los huesos del esqueleto se han reducido mucho en cuanto a tamaño y espesor. Las innovaciones en la fabricación y el uso de utensilios y en la obtención de alimentos —como resultado de la evolución cultural— pueden haber llevado a formas de vida más eficaces y que requieren un esfuerzo físico menor, lo que habría dado lugar a cambios en la estructura ósea.
La cultura ha desempeñado un papel fundamental en la evolución del Homo sapiens. En los últimos 60.000 años el ser humano ha emigrado para colonizar casi todas las regiones deshabitadas del mundo como, por ejemplo, pequeños archipiélagos o los continentes de Australia y las Américas. Estas migraciones dependieron del desarrollo de aspectos tales como el transporte, los utensilios de caza y pesca, los refugios y la indumentaria. En los últimos 30.000 años la evolución cultural se aceleró de forma sorprendente. En el registro arqueológico este cambio se observa en la rápida expansión de los diferentes tipos de utensilios de piedra y de las técnicas de fabricación de los mismos o en las obras de arte y en los indicios de evolución religiosa como, por ejemplo, los enterramientos. Hace 10.000 años el ser humano comenzó por primera vez a recolectar y cultivar granos y a domesticar animales —cambio fundamental en la relación ecológica entre el ser humano y otros seres vivos de la Tierra. El desarrollo de la agricultura proporcionó al hombre mayor cantidad de alimentos y mayor estabilidad en su abastecimiento, permitiendo así la aparición de las primeras civilizaciones. Actualmente, la cultura —y particularmente la tecnología— dominan la vida humana.
Los paleoantropólogos y los arqueólogos han estudiado los aspectos más significativos de la evolución de la conducta cultural humana como, por ejemplo, la evolución de la vida social, la subsistencia (adquisición y producción de alimentos), la fabricación y el uso de herramientas, la adaptación al medioambiente, el pensamiento simbólico y su expresión a través del lenguaje, el arte y la religión y el desarrollo de la agricultura y la aparición de las civilizaciones.

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