martes, 24 de noviembre de 2009

lenguaje


En el lenguaje el ser humano puede unir de forma creativa palabras para formar una infinidad de frases —cada una de ellas con un significado distinto— de acuerdo con una serie de reglas o gramática. El lenguaje permite comunicar conceptos complejos o intercambiar información sobre eventos pasados y futuros, objetos que no están presentes o conceptos filosóficos o técnicos complejos.
El lenguaje confiere al ser humano enormes ventajas para su adaptación como, por ejemplo, la capacidad de planificar el futuro, de comunicar la ubicación de alimentos o de peligros a otros miembros de un grupo social o de contar historias que unen a un grupo, tales como mitologías o cuentos. Sin embargo, las palabras, las frases y los lenguajes no pueden ser conservados como los huesos o los utensilios, de forma que la evolución del lenguaje es uno de los temas más difíciles de ser investigados por la ciencia.
Parece que el hombre moderno tiene un instinto innato para el lenguaje. En condiciones normales resulta casi imposible para una persona no desarrollar un lenguaje y los humanos de todas partes del mundo pasan por las mismas fases de aprendizaje casi en las mismas edades. El hombre parece tener una información genética innata para desarrollar y aprender nuevos lenguajes.
Esta capacidad depende de la compleja estructura del cerebro que tiene numerosas áreas interconectadas y específicamente dedicadas al desarrollo y al control del lenguaje. La complejidad de las estructuras cerebrales precisas hace pensar que tal vez fuera necesario un largo periodo de tiempo para su evolución. Aunque a los paleoantropólogos les gustaría saber en qué momento evolucionaron estas importantes partes del cerebro, el interior de los cráneos humanos primitivos no permite obtener información suficiente como para aclarar esta cuestión.
Algunos científicos piensan que ya los primeros australopitecinos tenían cierta habilidad para comprender y utilizar símbolos. La defensa de esta hipótesis se basa en estudios realizados con chimpancés. Sin embargo, parece que el lenguaje —así como el arte y los rituales religiosos— sólo se convirtieron en aspectos vitales de la vida humana en los últimos 100.000 años, especialmente dentro de nuestra propia especie.

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