martes, 17 de noviembre de 2009

evolucion de la mano



· Todos los primates tienen la capacidad de agarrar con sus manos, lo cual es una adaptación muy útil para la vida arborícola, pero muchos de ellos sólo ejercen fundamentalmente una presión fuerte y poco precisa, agarrando los objetos entre la palma de la mano y la totalidad de los dedos.
· Para poder asir objetos con delicadeza y manipularlos con precisión se requiere que el pulgar sea un dedo de características diferentes a las de los demás, con capacidad de rotar lateralmente con respecto a la mano y de oponerse a cada uno de los demás dedos. Los grandes simios antropomorfos, como orangutanes, gorilas y chimpancés, presentan un pulgar oponible y pueden ejercer una pinza de precisión, pero mucho más torpemente que el hombre.
· Ello es debido a la escasa longitud relativa del pulgar con respecto a los demás dedos, que impide que se pueda enfrentar una yema contra la otra. El hombre tiene un pulgar mucho más largo con respecto al resto de la mano que los otros antropomorfos. Esto se ha producido más bien debido a un acortamiento del resto de la mano que a un crecimiento del pulgar. Los orangutanes, que viven en los árboles, tienen los dedos no pulgares muy largos para poder agarrarse a las ramas con mayor eficacia. Los antropomorfos que se desplazan a cuatro patas (gorilas y chimpancés), andan sobre los nudillos de las manos porque aún siguen conservando una mano larga, recuerdo de sus orígenes arbóreos (es útil conservar una buena capacidad de trepar a los árboles, por ejemplo, para escapar de un peligro momentáneo).
· ¿Cuál ha sido la fuerza evolutiva que ha moldeado nuestra mano de forma diferente a la de nuestros antepasados? Algunos autores sostenían que fue la fabricación de herramientas, para la cual la pinza de precisión humana es muy ventajosa, la que impulsó la adquisición de las proporciones actuales. Tanto chimpancés como gorilas usan herramientas y los chimpancés son incluso capaces de modificar objetos naturales de carácter orgánico, como hojas o ramas, para fabricar sus propias herramientas. Pero la fabricación de útiles de piedra es un atributo exclusivo del género Homo, desde hace unos 2,5 millones de años.
· La prueba de fuego para poder decidir si la fabricación de herramientas de piedra fue el motor de los cambios estructurales en la mano humana sería averiguar en qué momento los fósiles de homínidos empiezan a mostrar cambios en la longitud relativa de sus dedos. Si estos cambios ocurren mucho antes de que se empiecen a fabricar herramientas, entonces debe ser otro el motor que los ha impulsado.
· Esto es precisamente lo que parece haber demostrado un equipo de paleontólogos del Instituto M. Crusafont, de Sabadell. Según sus resultados, un miembro primitivo de la familia de los homínidos, Australopithecus afarensis presentaba ya hace unos 3,5-4 millones de años unas proporciones similares a las de la mano humana, con un pulgar largo en comparación con el resto de la mano, que se ha acortado.
· La dificultad para llegar a estas conclusiones consistía en que los restos óseos de los distintos dedos encontrados pertenecían a individuos diferentes, y no se podía descartar que las proporciones estuvieran distorsionadas por el hecho de que unos individuos fueran mayores que otros. La novedad del enfoque de estos paleontólogos ha consistido en aplicar modernas simulaciones estadísticas por ordenador que han permitido descartar otras proporciones por ser muy poco probables.
· Basándose en la congruencia de tamaños de los dedos y en cómo encajaban las articulaciones, reconstruyeron las dos manos parciales atribuidas a un mismo individuo. Para asegurarse de que efectivamente los distintos huesos pertenecían a un mismo individuo, estudiaron grandes muestras aleatorias de huesos de manos de humanos y de simios antropoides, generando “manos quiméricas” compuestas por huesos escogidos al azar, en las que probablemente hay huesos de varios individuos. Calcularon la probabilidad de que por error se hubieran generado las proporciones observadas y resultó ser menor del 5%, lo que prácticamente descarta que en la reconstrucción participaran huesos de distintos individuos.
· Los resultados son muy interesantes ya que muestran que la mano empezó a adquirir proporciones humanas cuando se liberó de las restricciones que imponía la locomoción. Australopithecus afarensis era ya bípedo y tenía las manos libres para manipular objetos. Los simios antropomorfos necesitan sus extremidades anteriores para desplazarse y su forma está adaptada principalmente para la locomoción. Sólo secundariamente usan las manos para tareas manipulativas. En palabras de uno de los investigadores, Salvador Moyà, “tienen las manos diseñadas para la locomoción y hacen lo que pueden con la manipulación”.
· En los primeros homínidos, el impulso que dirigió la evolución de la mano fue el de adquirir una mayor habilidad para manipular con precisión objetos y quizá construir herramientas con materiales vegetales. Se podían obtener grandes beneficios si se adquiría la suficiente destreza para extraer termitas de sitios complicados o para separar las nutritivas semillas del resto de un fruto pequeño. Por tanto, no es necesario acometer la fabricación de útiles de piedra para estimular y dirigir la evolución de la mano hasta nuestras proporciones actuales. Quizá los primeros homínidos fueron unos artesanos muy competentes, pero sólo elaboraron sus obras con materiales vegetales efímeros y frágiles, y debido a ello no reconocemos su talento.
La mano esta formada por veintisiete huesos agrupados en tres zonas: carpo, metacarpo y dedos.

Carpo:esta formado por ocho huesos: escafoides, semilunar, piramidal, pisiforme, grande y ganchoso.

Metacarpo: Esta constituido por cinco huesos, conocidos como metacarpianos, que forman la palma y el dorso de la mano.

Dedos: en numero de cinco, están formados por tres falanges, que desde el origen del dedo hasta su punta reciben el nombre de falange, falangina, y falangeta. El dedo pulgar solo posee dos.

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