martes, 24 de noviembre de 2009

Modelos de subsistencia en el Homo antiguo

Los paleoantropólogos han debatido profusamente sobre si los primeros miembros del género humano moderno eran cazadores agresivos, recolectores pacíficos de plantas o carroñeros oportunistas. En el pasado muchos científicos pensaban que la predación y la alimentación carnívora fueron un factor importante en los comienzos de la evolución humana. Esta hipótesis de la caza sugería que los primeros homínidos sobrevivieron en África a periodos especialmente áridos gracias a la caza de animales con utensilios primitivos de piedra o hueso. Los defensores de esta hipótesis pensaban que la caza y la competición con los animales carnívoros habían influido poderosamente en la evolución de la organización y el comportamiento social, la fabricación de utensilios, la anatomía (por ejemplo, la estructura única de la mano humana) y la inteligencia.
A comienzos de la década de 1960, estudios realizados en simios llevaron a poner en duda la hipótesis de la caza. Los investigadores descubrieron que los chimpancés cooperan en la caza de al menos animales pequeños como los monos. Por lo tanto, la caza no era un elemento totalmente diferenciador entre los homínidos y los simios y, por lo tanto, tal vez la caza por si sola no haya sido un factor determinante en los comienzos de la evolución. Otros científicos defienden la importancia que tuvo el hecho de compartir alimentos en los comienzos de la vida humana. De acuerdo con esta hipótesis, la cooperación y el compartir dentro de grupos familiares —en lugar de dedicarse a la caza— influyó fuertemente en la evolución humana.
Anteriormente, los científicos pensaban que los yacimientos arqueológicos de hasta 2 millones de años de antigüedad proporcionaban evidencias suficientes como para apoyar la hipótesis del reparto de alimentos. Algunos de los yacimientos arqueológicos más antiguos eran lugares donde el ser humano había reunido alimentos y utensilios de piedra. Los científicos pensaban que estos yacimientos representaban campamentos con muchas de las características sociales de los de los modernos de cazadores-recolectores, incluido el hecho de compartir los alimentos entre las parejas.
Las críticas a esta teoría surgieron de un estudio más cuidadoso de los huesos de animales procedentes de los primeros yacimientos arqueológicos. El análisis al microscopio de estos huesos reveló marcas de utensilios humanos y dientes carnívoros, lo que indicaba que en estos lugares habían estado presentes tanto el hombre como los predadores (hienas, gatos y chacales). Esta evidencia sugiere que lo que los científicos pensaban que eran campamentos donde los humanos compartían alimentos, en realidad eran lugares de transformación de alimentos que el hombre había abandonado a los predadores. Así, esta evidencia no apoyaba claramente la idea de que los primeros homínidos compartieran los alimentos.
Investigaciones más recientes sugieren una nueva hipótesis sobre la subsistencia humana: los homínidos extraían carne y médula de los huesos procedentes de animales muertos y dedicaba poco tiempo a la caza. De acuerdo con esta teoría carroñera, el ser humano se dedicaba a recoger trozos de carcasas de animales abandonados por los predadores y a continuación utilizaba utensilios de piedra para extraer la médula de los huesos.
La observación de que muchos animales como, por ejemplo, los antílopes, a menudo mueren en la época seca hace que esta teoría sea bastante plausible. Los primeros fabricantes de utensilios podrían haber gozado de multitud de oportunidades para obtener grasa y carne durante las épocas secas del año. Sin embargo, otros estudios arqueológicos —y una apreciación más exacta de la importancia de la caza entre los chimpancés— sugieren que la hipótesis carroñera resulta demasiado limitada. Actualmente muchos científicos piensan que los homínidos se dedicaban a recoger animales muertos y además cazaba. La evidencia de marcas de dientes carnívoros en huesos cortados por los primeros fabricantes de utensilios sugiere que al menos la mayor parte de los animales que comía el hombre los recogía ya muertos. Al margen de esto, también se alimentaba de diferentes plantas. Sin embargo, todavía no está claro hasta qué punto el ser humano dependía de la caza, especialmente de la caza de animales menores.

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